Había una vez una pequeña niñita llamada Valentina, que tenía un hermoso osito de peluche del que no se separaba nunca. El osito de peluche se llamaba “Pelusón” y acompañaba a Valentina a todas partes.
Valentina tenía un pequeño defecto, era un poquito desordenada y su mamá le recordaba todos los días: “Valentina, debes ordenar tus cosas sino un día se perderán”. Valentina escuchaba a su mamá pero no le hacía caso.
Un día, Valentina sacó todos sus juguetes al jardín para jugar con sus amigas. Jugaron toda la tarde, hasta que el sol se ocultó y las niñas volvieron a sus casas.
Valentina sintió mucho sueño y se fue a dormir dejando todos los juguetes desordenados en el jardín.
Al siguiente día, Valentina se dio cuenta que el osito de peluche llamado Pelusón no estaba y pensó que seguramente se había quedado en el patio. Cuando fue a buscarlo se dio cuenta que estaban todos los juguetes desordenados en el pasto y lo peor es que Pelusón no estaba por ninguna parte.
Buscó y buscó, pero Pelusón no aparecía en ningún lugar. Desesperada llamó a su mamá, quién llegó y le dijo: “Si hubieses sido una niña ordenada, Pelusón no se hubiese perdido ¿no crees?”. Valentina lloró con mucha pena, porque ya no vería más a su amigo Pelusón.
De repente, el perrito de la casa llegó corriendo con algo en la boca, ¡era Pelusón!
Sucede que el perro al ver los juguetes tirados en el patio, agarró a Pelusón con su hocico y se lo llevó a su casita toda la noche.
¡Valentina estaba muy feliz! Sin embargo Pelusón estaba algo sucio, por lo que su mamá lo lavó y cuando ya estaba seco, se lo pasó a Valentina, quién juró que de ahora en adelante sería una niña ordenada y cuidaría sus cosas. Así, Pelusón y Valentina estuvieron juntos por muchos años más.
~FIN~
*Este cuentito lo escribí para mi adorada sobrinita Valentina. Pelusón realmente existe y ya se ha perdido varias veces. Afortunadamente ha sido encontrado.
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